La Peteca era un juego tradicional de algunas tribus indígenas de latinoamérica, (los europeos la llamaron Indiaca); y estaba hecha, generalmente, de un saquito de cuero lleno de tierra, de allí se desprendían plumas de colores que aportaban al desplazamiento del objeto. Así, golpeándola en la parte del saquito con la mano, se desplegaba el movimiento que daría lugar al recorrido aéreo que hace la Peteca.
Un otro pensante, autor y creador; un otro activo e involucrado realmente en la actividad; partícipe y protagonista en constante movimiento. Así como en la educación, es lo que cualquiera que quiera jugar a la Peteca necesita, a alguien que quiera formar parte, alguien que no se estanque en lo meramente pasivo y contemplativo. Se necesita entonces, de un diálogo articulado, de una construcción a partir de cada uno pero siempre con los otros, en un inagotable intercambio, un ida y vuelta permanente, teniendo en cuenta al otro, considerándolo parte activa y fundamental del proceso, del juego entero. La Peteca además vuela, se esparce en el aire, las plumas de colores la mantienen estable y guían su recorrido, colaboran en su salida y en su llegada volviendo a despegar... cimientan su confianza para la libertad.
Un otro pensante, autor y creador; un otro activo e involucrado realmente en la actividad; partícipe y protagonista en constante movimiento. Así como en la educación, es lo que cualquiera que quiera jugar a la Peteca necesita, a alguien que quiera formar parte, alguien que no se estanque en lo meramente pasivo y contemplativo. Se necesita entonces, de un diálogo articulado, de una construcción a partir de cada uno pero siempre con los otros, en un inagotable intercambio, un ida y vuelta permanente, teniendo en cuenta al otro, considerándolo parte activa y fundamental del proceso, del juego entero. La Peteca además vuela, se esparce en el aire, las plumas de colores la mantienen estable y guían su recorrido, colaboran en su salida y en su llegada volviendo a despegar... cimientan su confianza para la libertad.
"Y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad."
Julio Cortázar.